La caída libre del Pucela no tiene frenos

El Real Valladolid sigue en caída libre tras perder ante el Villarreal B. La mala primera parte y la expulsión de Javi Jiménez claves en la nueva derrota

Dicho y hecho. Abel Resino cumplió su ‘amenaza’. Tras las críticas al equipo en Alcorcón, el toledano hacía en Villarreal una revolución. La entrada de Quique en el enganche y la de Álvaro Antón, en banda izquierda, eran las principales sorpresas, que no novedades. En este aspecto había que añadir a Juanito y Matabuena. Dos de los tres fichajes de invierno debutaban como titulares. Diferentes jugadores pero misma dinámica y idéntica mala imagen del equipo fuera del José Zorrilla

Cuando parece que el Real Valladolid no lo puede hacer peor se supera. Pese a la revolución en el once, la primera parte de los jugadores pucelanos rozó el esperpento pero sobrepasando el rídiculo. Ni un sólo acercamiento claro a la meta del filial amarillo en 45 minutos. Por su parte, los locales sabían lo que debían hacer y tras asegurar su portería, se lanzaban a la contra a por el Real Valladolid. La velocidad de sus bandas y la potencia de Iago Falqué, en balón parado, creaban peligro en el área de un Javi Jiménez que se mostraba seguro y con confianza.

La confianza del cancerbero del filial no era acompañada por la de los centrales. Tanto Fabio Faria como Juanito mostraban inseguridad. De esta falta de ayuda al portero vino el primer gol del Villarreal B. Cuando parecía que el conjunto de Abel Resino se animaba un poco se demostró, otra vez, que el equipo no está fino. Los blanquivioletas no demostraban las sensaciones necesarias para salir de la situación. El fallo estaba por llega, y se dio. En el minuto 30 y en una jugada a balón parado fallaba Juanito y el equipo amarillo hacía el 1-0. El tanto era otro jarro de agua fría que el equipo no sabía asumir porque hasta el descanso los once futbolistas visitantes fueron un puñado de nervios.

Javi Jiménez, protagonista absoluto
Los nervios que era el Real Valladolid padecía en los últimos 15 minutos de la primera parte se fueron en el descanso. La presunta charla de Abel Resino hizo efecto porque los jugadores saltaron con otro aire. La entrada de Jofre en banda izquierda volvió a ser fundamental. El extremo catalán se empezaba a crear la vitola de protagonista del encuentro hasta que Javi Jiménez apareció en escena. El joven portero del Promesas repelía un penalti al Villarreal B. En el momento en que el riojano se hacía con el balón el equipo se venía arriba. Empezaba a entrar en banda, comenzaba a mover bien el balón e, incluso, a inquietar la portería de Mariño. Todo parecía solucionarse, pero algo debía cambiar. Al Real Valladolid le debía pasar algo. Es la ley de vida de de este club.

Este aspecto negativo que el Real Valladolid iba a afrontar venía en forma de expulsión injusta. Javi Jiménez era expulsado por no tocar el balón con las manos fuera del área. Lo que habitualmente, de ser falta, sería amarilla, el colegiado Pino Zamorano la convirtió en roja y en otra situación cómica para el conjunto pucelano, que debía jugar 25 minutos con un hombre menos.

De ‘equipo aspirina’ a ‘club resucitador’
En Tarragona el Real Valladolid resucitó a Rubén Navarro, en Alcorcón a Quini y ante el Villarreal a Marquitos. El extremo zurdo, cedido por el Real Valladolid, anotaba el 2-0 tras finalizar una contra. Un esperpento más de un equipo que necesita un cambio, urge la contratación de un motivador y no un ‘psicólogo’ como llegó Abel Resino.

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