Todo aficionado quiere jugadores nacidos y criados en su propia cantera en el primer equipo. Cuantos más, mejor. Pero ¿a qué precio?. ¿A un canterano se le exige más y se le perdona menos en momentos duros?. Rotundamente sí. Y en Valladolid hay un gran ejemplo.
No es fácil ser canterano y menos en tiempos duros de la institución. El ejemplo en el Real Valladolid de Jacobo Sanz y Óscar González es bueno para ver la dureza con la que se trata a algunos canteranos sin tener una justificación aparente. Ambos jugadores sienten el Real Valladolid como pocos, han luchado por el club y, los dos, han perdido dinero y oportunidades por volver al equipo que les llevó a la fama. No sé está siendo justo con ninguno de los dos jugadores porque ambos se llevan críticas, y la mayoría de ellas de forma injustificada. ¿Por qué se critica a Óscar hasta la saciedad pero se ensalza a Álvaro Antón?. Esta es otra gran pregunta para descifrar el por qué de un ataque a un futbolista que nunca ha hablado mal de nadie y jamás ha levantado la voz. Un fusilamiento injusto e incoherente a dos futbolistas que todos hubiéramos pedido en nuestro equipo: canteranos, con calidad y con amor por los colores. Tres aspectos que muchos dioses blanquivioletas no cubrían y fueron ascendidos a los altares.
La linterna de Ángel Velasco 