La tendencia de los pupilos de Anquela, tras el torneo del K.O, era tan buena que terminaron ascendiendo a Segunda división. Lo hicieron tras una eliminatoria agónica ante el Ontinyent y un partido que tuvo que ser suspendido por la invasión de campo tras la remontada amarilla. Ya en la ‘Liga adelante’ el equipo tuvo que hacer cambios, Anquela tuvo que mirar a la cara a algunos jugadores que le habían dado la fama y decirles que se buscaran equipo. Mario Sánchez, Béjar, Carmelo o Vera tuvieron salieron del Alcorcón junto al cancerbero Juanma. El ex atlético aceptaba una oferta del Aris de Salónica y pasaba de Segunda B a jugar competición europea. Un cambio de aires que venía a demostrar el triunfo del Alcorcón. No era el único pero si el más palpable desde el aspecto deportivo. El aumento de la masa social y el de las ventas de artículos del equipo favorecieron el crecimiento del club como institución.
Para cubrir estas bajas, algunas muy dolorosas, el equipo madrileño apostó por la experiencia y por el mercado de Segunda B. Fernando Sales, ex del Real Valladolid, Samuel, Manu Herrera y Ángel del Levante. La calidad y, sobre todo, la experiencia, la ponían estos jugadores conocedores de la élite. Otros futbolistas como Quini, Babín, Carlos Martínez o Javier Hernández añadían la ilusión de debutar en una categoría profesional y pisar estadios de historia tan dilatada como el Benito Villamarín o el José Zorrilla.
Con las altas y las bajas firmadas y oficiales, el Alcorcón cerraba un equipo para luchar por no volver a la categoría de bronce pero muy rocoso y con el punto positivo de contar con Anquela y su equipo en el banquillo. El linarense es un entrenador que cuenta con el apoyo y admiración del vestuario y de la afición. No tener presión por cumplir el objetivo es algo que te deja trabajar y que no te obliga a mirar la clasificación día tras día. Con todo esto y pese a estar en puestos de descenso, la confianza en el plantel y en Anquela es absoluta. Nadie espera ningún cambio drástico porque todo lo vivido, y que se vivirá, es gracias al entrenador y a los pesos pesados del vestuario que aún siguen domingo tras domingo con la casaca amarilla.