Jorge Alonso Martín es un medio centro, con vocación ofensiva, que llega procedente del Hércules de Alicante. El salmantino que mide 178 centímetros y pesa 81 kilos se compromete por tres temporadas
Desde el momento en que se supo que Roberto Olabe quería llevar a cabo, en la pasada pretemporada, un rejuvenecimiento de la plantilla del Real Valladolid el nombre de Jorge Alonso salió a la palestra. El entonces Director deportivo pucelano había estado muchos partidos observando al salmantino en el Helmántico, pero el Hércules se adelantó al equipo blanquivioleta y a otros dos equipos de Primera y se hizo con el jugador para llevar a cabo el proyecto que terminó, por fin, en la máxima categoría del fútbol español.
El interés de varios equipos de Primera división hace un año no era nuevo. Escasos meses antes Monchi y el Sevilla habían contactó con el entorno del jugador para sopesar la posibilidad de llegar al filial hispalense, por aquel entonces en la Liga adelante. El futbolista en aquel momento prefirió seguir en su ciudad y seguir progresando hasta que su contrato con el equipo charro terminara. Esa vinculación terminó el pasado verano cuando el medio centro fue el objeto de deseo de varios clubes. Lo fue porque las temporadas anteriores comandó al equipo charro en sus objetivos, en la campaña 2005/2006 guió al ascenso en Segunda B y las 2007/2008 y 2008/2009 a la permanencia del equipo salmantino en la categoría de plata. Con estos credenciales y el único punto negro de la temporada 2006/2007, donde no contó para el cuerpo técnico y no se vio acompañado por las lesiones, se ganó el magnífico contrato que el hoy flamante equipo de Primera división le ofreció. Se marchó al Rico Pérez con la ilusión de ser fijo y ascender a Primera y finalmente sólo consiguió el segundo de los objetivos pues con el equipo alicantino sólo disputó 24 encuentros, 19 del campeonato regular de Liga y cinco de Copa del Rey. Buenos datos pero no al nivel de la media de 32 que tuvo en el equipo de su vida, la UDS.
Con las ganas de olvidar el año del Hércules, el salmantino llega con la ilusión de hacerse un hueco en el centro del campo y conseguir su tercer ascenso, el que sería su segundo a la máxima categoría del fútbol español. Para ello deberá ganarse a una afición un poco reticente con él por unas supuestas declaraciones el pasado verano donde afirmaba que “la afición del Salamanca puede estar tranquila porque no iré al Real Valladolid”. Temas extradeportivos a un lado, entre otras cosas, por la duda de si existieron o no dichas afirmaciones, García Calvo sigue en su idea de confeccionar un equipo con veteranía en la durísima Liga adelante pero con posibilidades de crecer y progresar para un futuro a corto plazo.
La linterna de Ángel Velasco 