Un Real Valladolid que jugó de más a menos no fue capaz de marcar a un Xerez fuerte en defensa pero perdido en ataque. El empate justo tras los primeros 45 minutos se convirtió en favorable a los andaluces tras la media hora final blanquivioleta
La historia decía, y seguirá diciendo, que equipo que debuta en Primera División no es capaz de ganar en el José Zorrilla. El dato seguirá ahí pero no de la manera en que la afición pucelana quería, y porque no decirlo, esperaba y presuponía. El Xerez llegó, planteó su partido y se marchó frotándose las manos. A los de Ziganda el punto les sabe bueno porque ellos como nadie son conscientes de sus limitaciones ofensivas, y más fuera de Chapín. Mendilibar que se había cansado de avisar durante la semana que la visita del Xerez no sería nada fácil se mostró contento con el hecho de haber dejado la puerta a cero. Algo es algo dirían.
La gran segunda parte que el conjunto blanquivioleta realizó en el estadio del Espanyol provocó que Alberto Bueno fuera de la partida. El canterano madridista debutaba como titular en Liga. Lo haría en la banda izquierda, posición que ocupó en Barcelona en lugar de Marquitos. El resto del once era igual en un principio. En un comienzo porque un lace fotutito (muy parecido al famoso encontronazo entre Nivaldo y Llorente) provocaba que Borja, mareado, tuviera que abandonar el campo. Su lugar lo ocupaba el portugués Pelé.
La primera parte fue pobre, escasa de velocidad y nula de ocasiones. Un gran remate de Mario Bermejo de chilena fue lo poco entre los tres palos que generó el equipo andaluz en los 90 minutos. Villar muy atento se adelantó en todas las ocasiones. Por su parte el equipo blanquivioleta tenía un poco más el balón pero no conseguía generar ocasiones claras de gol porque entre Aythami y David Prieto se bastaban para taponar Diego Costa. El brasileño no tuvo su día, al igual que Nauzet que a pesar de realizar buenos movimientos, constantes diagonales y entradas en área no pudo materializar los acercamientos con jugadas claras de gol. La humilde pero férrea defensa azulina tenía bien aprendida la lección.
Los segundos 45 minutos de partido comenzaron igual que había transcurrido toda la primera parte. Mucho movimiento de balón pero escasas, por no decir nulas, ocasiones de gol por parte de los dos equipos. Parecía que el Xerez se conformaba con el empate pero el equipo local necesitaba un cambio para buscar los tres puntos, vitales para salir de la zona baja de la tabla.
Escaso margen para los cambios
Al ya contado cambio de Pelé por Borja en el minuto 60 había que añadir la lesión de Luis Prieto, su sitio en el terreno de juego lo ocupaba Javier Baraja. ¿Qué significaba este cambio? Que uno de los dos jugadores que estaban en el banquillo y que podían desnivelar el partido no podría saltar al terreno de juego. El sacrificado fue el salvador y pichichi del último partido. Medunjanin, tras su semana grande, se quedaba en el banquillo para que Manucho entrara en el terreno de juego en lugar de Bueno.
En este tiempo; entre los cambios, las lesiones y más, el equipo local gozó de las mejores oportunidades del equipo. Un disparo escorado de Nauzet, otro desde el mismo lugar de Canobbio, un remate acrobático de Manucho, pero sobre todo un mano a mano de Diego Costa fueron ocasiones más que suficientes para poder abrir la lata. Pero, ya se sabe, cuando el balón no quiere entrar es difícil conseguirlo.
Clara mejoría defensiva
Muchos dicen que es el Xerez, que Villar transmite seguridad a la defensa… por una cosa o por otra lo que es cierto es que el Real Valladolid cada jornada que pasa se convierte en un equipo más sólido defensivamente. En los últimos tres partidos tan sólo ha encajado un gol. Dicen los expertos que los equipos humildes se empiezan a construir por atrás y esperemos que estas sensaciones de los últimos partidos se vean corroboradas en las próximas semanas.
La linterna de Ángel Velasco 